Tal y como comentabamos en el anterior post, la crisis sanitaria dará lugar a una crisis socioeconómica de la que desconocemos su intensidad y duración. A día de hoy existen diversos escenarios posibles cuyo desarrollo dependerá de la evolución sanitaria, de las medidas públicas adoptadas y de la responsabilidad de la ciudadanía.
No todo los sectores se verán afectados de la misma manera, previsiblemente, aquellos sectores relacionados con el movimiento de personas ( hostelería, turismo...) e industrias integradas en las cadenas globales de suministro se verán más afectadas. Sin embargo, durante la cuarentena, sectores como el del comercio minorista de alimentación han visto incrementada su actividad, aunque paradógicamente, desde el sector primario se vienen denunciando graves dificultades para la comercialización de sus productos.
Siendo todavía muy pronto para realizar un análisis en profundidad, cada vez es más evidente que la economía y la sociedad no volverán a la situación anterior. Por eso, aspectos considerados clave en la revisión del Plan Estratégico de Sakana realizada el año pasado, han adquirido una nueva dimensión y algunas tendencias se han acelerado.
Por ello, en este post nos centraremos en identificar algunas de las principales tendencias y retos del tejido productivo que pueden ser claves para nuestro territorio:
Gobernanza territorial para la resiliencia.
La actual crisis ha puesto de relieve las debilidades de nuestro sistema socioeconómico, impactando especialmente en los sectores y personas más vulnerables de nuestra sociedad. Se ha visibilizando de manera dramática la denominada crisis de los cuidados quedando patente la importancia activar a toda la sociedad: aunando la colaboración ciudadana articulada en redes comunitarias, la revisión de políticas públicas y la aportación de empresas y entidades de conocimiento.
Con la nueva situación de emergencia se ha puesto en evidencia la necesidad de disponer de mecanismos de prevención y reacción que permitan articular respuestas con rapidez y flexibilidad directamente desde los territorios. Siendo relevante una inteligencia territorial capaz de identificar amenazas e implementar estrategias de mitigación y adaptación ante amenazas diversas como nuevas pandemias que puedan surgir en el futuro, el cambio climático o el agotamiento de recursos.
Para ello resulta necesario reforzar los mecanismos de gobernanza compartidos entre los diversos niveles administrativos y en los que participen distintos agentes organizados de la sociedad. En este sentido es de vital importancia disponer de instituciones que faciliten dicha acción compartida en todo el territorio, partiendo de una escala de cercanía como pueden ser las comarcas.
El 77,94% de los municipios Navarros tiene menos de 2.000 habitantes (INE, 1 enero 2019) por lo que papel de las administraciones y organizaciones intermedias, como mancomunidades y agencias de desarrollo pueden desarrollar un papel relevante tanto en la co-gestión de dichas emergencias como en la implementación de estrategias de reconstrucción y reorientación económica necesarias para un desarrollo socioeconómico más resiliente. Una estrategia exitosa en este sentido deberá contar con la cercanía a la ciudadanía y a las empresas de las entidades locales con la capacidad técnica, orientación estratégica y el acceso a redes de conocimiento a nivel territorial que las entidades intermedias aportan. En este sentido, el desarrollo de la ley de reforma de la administración local de Navarra sería de gran interés para institucionalizar dichas dinámicas colaborativas a nivel territorial.
Equilibrio dinámico Local-Global:
La tendencia general a una socioeconomía cada vez más global está viviendo una vuelta a lo local-estatal en forma de cierre de fronteras y conflictos comerciales que están impactando en las cadenas de suministro globales.
Los problemas que una parte de la industria ha tenido en la cadena de suministro pone de relieve las ventajas de disponer cadenas de suministro local. Ello abre una oportunidad para la relocalización de las cadenas de valor en algunos sectores. Durante este mes, la visible dependencia de suministros estratégicos ha generado diversas reorientaciones productivas especialmente en el sector sanitario. El poder aprovechar este oportunidad dependerá de muchos factores, pero la implementación de distintas tecnología 4.0 será clave a la hora de crear cadenas locales de suministro flexibles, resilientes y sostenibles.
Transformación digital más intensa.
Durante este tiempo, el mundo digital ha tomado la centralidad en la comunicación de nuestras comunidades. Presionados por la situación, todos los agentes han reforzado su actividad digital: desarrollo de nuevos canales de comunicación digital, implantación del teletrabajo, tramitación se servicios on-line,...
Resulta interesante a su vez constatar la implementación de estrategias digitales que se está realizando desde el comercio minorista o producciones artesanas de venta directa. Por una parte, se están desarrollando estrategias informales basadas en el uso de diferentes aplicaciones de mensajería y servcicios entrega a domicilio, y a su vez se están articulando respuestas sectoriales como la plataforma Baserriko plaza, o bien territoriales como la venta a distancia de la asociación de comerciantes de Sakana que pueden tener recorrido a medio plazo.
En cuanto a la industria, en un momento en el que las cadenas de suministro se encuentran en una fase de reajuste por la crisis será más necesario que nunca apostar por la innovación en su sentido más amplio. Para ello, resultará clave conocer la tecnología y formar a las personas para adaptarse al nuevo paradigma productivo. Además de ello, las dificultades económicas derivadas de la crisis y la previsible contracción de las inversiones a medio plazo entre otros factores puede ser una palanca para promover innovaciones no tecnológicas como la transformación de los modelos de negocio hacia la servitización, nuevos modelos de organización,….
En un contexto como el Navarro, donde las PYMEs representan una parte muy importante del tejido productivo, iniciativas para la promoción de la transformación digital desde un enfoque holístico y basado en la colaboración como Dinabide serán de gran importancia.
Capacidad financiera
En una primera fase de la crisis, el acceso a financiación para encarar el shock será uno de los aspectos clave para la supervivencias empresarial, por lo que una parte importante de los esfuerzos de las administraciones públicas se han centrado en ello. A pesar de que en general las empresas navarras han reducido su vulnerabilidad financiera desde la crisis del 2008, esta situación es muy variable en cuanto a los sectores y los tamaños empresariales, siendo las micro y pequeña empresa las más expuestas.
La situación financiera a la salida de la primera fase de esta crisis, condicionará a su vez la capacidad de inversión de las empresas para acometer la transformación digital, lo que posiblemente condicionará su supervivencia a medio plazo.
Por todo ello, resultará necesario realizar un diagnóstico financiero certero del tejido productivo que permita minimizar los impactos potenciales actuando en aquellos colectivos más expuestos.
Tal y como se puede ver estos retos nos muestran una realidad compleja e interelacionada, por lo que las politícas territoriales deberán articularse a esos niveles de complejidad donde la gobernanza multinivel, la definición de diferentes escenarios que permitan generar estrategias compartidas y el desarrollo de medidas a medio-largo plazo serán clave.